domingo, 8 de octubre de 2017

Sumario y comentarios sobre " Trabajo de campo etnográfico y gestión emocional: notas epistemológicas y metodológicas”.

Flores, J. (2010). Trabajo de campo etnográfico y gestión emocional: notas epistemológicas y  metodológicas. Ankulegi [En línea], Nº 14. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3679476.pdf

En el siguiente trabajo se trata de poner en discusión la inclusión de las emociones y sentimientos en la metodología de investigación, poniendo sobre la “mesa” la importancia de estos en la creación de una investigación de buena calidad. Se propone dejar de lado el característico observador indiferente, objetivo y neutro. Un punto como este, ha sido trabajado en el curso de mi investigación, no exento de ciertas dificultades, puesto que, metodológicamente no acostumbramos (en otros cursos) a expresar lo que sentimos, siendo más aún, usualmente escribimos en nuestros trabajos de investigación en tercera persona, desligándonos así de nuestra subjetividad para pretender tener una rigurosidad científica, por el contrario, ha sido un esfuerzo permanente durante esta investigación escribir en primera persona, esta vez desde mis apreciaciones, situándome desde mí, por ende, de manera subjetiva e incluso tratando de escribir en cada ejercicio o apunte de mi bitácora de investigación (blog) acerca de mi sentir, mis emociones y sentimientos. De esta forma, nos relata algo que hemos ido trabajando paulatinamente en esta investigación, que es  la expresión de mi sentir en este proceso investigativo, la puesta en escena de mis emociones y sentimientos, en parte gracias al apoyo, sugerencias y feedback hechos por el profesor, las colaboradoras y ayudante. Por todo lo anteriormente dicho, es que creo que en parte me he hecho cargo, en justa medida de mis capacidades, de la propuesta realizada por Flores en su artículo sobre las emociones y sentimientos en la investigación social.

Flores, en este artículo realiza una reflexión respecto de las emociones en el campo etnográfico y como estas lo componen  y contaminan. De esta forma, las emociones serán tomadas en cuenta como variable en el proceso de conocimiento. Él antropólogo se centrará en las emociones culturalmente pauteadas. Será bajo este mismo alero que para los antropólogos, las emociones son relaciones sociales –fusionadas con significados culturales-, procesos más que “estados” (p. 12).

En primer lugar, el autor parte hablándonos de la distancia que ha existido entre la ciencia y las emociones ocultándolas o invisibilizandolas, construyendo una falsa oposición entre la razón y la emoción.

Se prosigue con una breve revisión bibliográfica de las emociones en diferentes obras, se dice que han estado inmersas en varios trabajos pero no mencionadas directamente, como es el caso de la sociología de Durkheim. Las emociones y sentimientos son tratados de manera más profunda o directa en el trabajo de Hochschild, desarrollando conceptos como trabajo o gestión emocional, sumado a los esfuerzos Turner y Stets. También se destaca el trabajo de Eva Illouz en Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo (2007), donde se menciona que el capitalismo se hizo junto a la construcción de una cultura emocional, se habla de capitalismo emocional que compone una forma de amar y trabajar, una forma de sentir determinada por este capitalismo, generando así un nuevo estilo emocional. Por otro lado, Le Breton con la antropología del cuerpo, explora desde una perspectiva transcultural los modos de construcción sociocultural de las emociones, creando el concepto de cultura afectiva que sería la serie de emociones y sentimiento que desarrolla en su vida los seres humanos, además resulta ser un medio por el cual el sujeto le otorga sentido a las circunstancias o situaciones que lo afectan, así se verá a la cultura efectiva como actividad del conocimiento.

Se observa que desde la antropología, los sentimientos y las emociones siempre han estado presentes en los estudios, pero rara vez han constituido un objeto de estudio como tal, quedando guardado los apuntes sobre las emociones  y sentimientos en los cuadernos de campo. Será Catherine Lutz y G.M. White en 1986 quienes darán pie a la antropología de las emociones de forma concisa y directa en el artículo The Antropology of Emotions, donde se formula un marco comparativo para el estudio de las emociones, esta vez, las emociones tienen un carácter protagónico. Respecto del trabajo emocional en el campo, se menciona en primer lugar que desde la escuela se les enseña a los antropólogos a no contaminar con las emociones el trabajo, aun así, lo que más importa es la falta de entrenamiento para tratar con las emociones, de esta forma, se dejando de lado las emociones, quitándoles toda la importancia o asumiendo que se es capaz de manejarlas de forma adecuada, o como si estuviéramos entrenados y programado para convertir emociones, sensaciones y los sentimientos que conforman nuestras experiencias y los “materiales” de campo, en ideas, conceptos y teorías (p. 16). Ante lo anterior, el autor nos dirá que es necesario incorporar las emociones en el proceso de investigación, por ende, en las discusiones metodológicas, de ser así, se contribuiría en generar investigación de la más alta calidad.

Se reconoce la dificultad de armar una metodología y epistemología capaz de dar cuenta de las emociones en la investigación, de tal forma que el autor propone retomar algunos puntos trabajados por Dilthey. En primer lugar aproximarse a las emociones como pensamientos encarnados lo que nos conectaría directamente con el proceso de aprendizaje y el descubrimiento de los otros. En segundo lugar, realizar una crítica al objetivismo; en tercer lugar, de manera extrema pensar que sólo  haremos una interpretación de lo que los protagonista dicen. Ahora se continúa el análisis desde las notas epistemológicas que también se deben tener en cuenta, proseguimos en cuarto lugar, la conveniencia de tomar en cuenta las relaciones sociales y no sólo a los actores sociales; y por último en quinto lugar, se deben ver los sentimiento y emociones como dato en sí mismo.

Posteriormente, en el apartado Trabajo de campo  y gestión emocional en mi investigación en Veracruz, nos relata de alguna forma sus emociones y sentimientos expresados en su trabajo etnográfico en Veracruz, donde el hecho más trascendental es un saludo de manos, extraño, donde su receptor le menciona, después, que él estaba cargado de energía y lo que sintieron fue la energía, a lo cual el autor describe como una experiencia “chocante”, de alguna forma la situación era tal que mediante un apretón de manos se transmitieron energías. En esta investigación el autor presencia y escucha el relato de varios tipos de agresiones, violaciones y explotaciones, lo cual lo hace comprometerse emocionalmente como investigador y obtener como respuesta la apertura de sus interlocutoras e interlocutores a sus experiencias traumáticas de violencia, es en este punto que el autor plantea una paradoja, pues esta práctica se aleja de las recomendaciones metodológicas sobre la interacción con el campo, de cómo nuestra posición puede influir las relaciones sociales con los informantes, o a su vez, lo interpreta como una apertura de una vía expresiva de ese trauma –cultural- y sufrimiento social (…) (p. 21).

A modo de cierre, el autor nos menciona que su implicación emocional le ayudó a conocer y reflexionar mejor acerca de algunas de las fuerzas en la constitución social y cultural de esta cultura urbana (…) (p. 21). De tal forma, se plantea transformar el método, de tal forma logre captar las emociones y sentimiento en la investigación, dejando de lado al observador indiferente.  

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