sábado, 23 de septiembre de 2017

Ancud, Naturaleza y Escultismo

El año 2010 fue un año de fuertes movimientos, no sólo porque el 27 de febrero se registró un terremoto 8,8 en la escala de Richter, sino porque por primera vez en mi vida me cambiaría de casa y ciudad. El destino era San Carlos de Ancud en Chiloé, atrás quedaba mi infancia como santiaguino, la casa familiar y el “nido lleno”. Ancud era un lugar conocido, pues ya había hecho amigos, debido a que unos años antes mí hermano Pablo se había ido a vivir al mismo lugar. En el año 2008 fundó un grupo scout llamado en ese entonces San Andrés. Los jóvenes que conocía eran todos del grupo (scout) pues yo había participado de muchas de sus actividades en mis periodos de vacaciones en Ancud. Pues hasta ese momento, esta ciudad no representaba nada más que un lugar lindo para ir de vacaciones. 

Una vez que llegue, el temporal se desató durante al menos un año. La naturaleza era hostil, llovía durante meses enteros, la temperatura no subía ni bajaba, se mantenía en los mismos fríos grados y el fuego no existía, pues aún no sabíamos hacer funcionar la “bosca” ni la “cocina”, la ciudad era tan pequeña que donde saliera me encontraba con alguien conocido. No sólo el clima había cambiado, sino, que los olores también, siempre había olor a pasto mojado, humedad y leña, lo que era muy distinto al olor a cemento y químicos de Santiago. 

Mi gran refugio frente a eso que en aquellos momentos era detestable y que después fue un agrado, era scout, pues en cuanto llegué mi hermano me ofreció ser parte de su grupo, lo que por supuesto acepte, ya que, sabía era algo que me gustaba y ahora se me ofrecía nuevamente la oportunidad. Desde ese primer momento y siempre, esperaba con ansias los días sábados. Ancud, entonces, se transformó en la ventana a una nueva posibilidad. Por supuesto, integrarme fue mi mejor decisión, ya que, scout fue el ambiente donde mejor me he desarrollado como persona, donde más he aprendido sobre mis relaciones con el resto de personas, sobre el servicio, valores y un constante intento en mejorar todas mis capacidades tanto en la vida social como en oficios. 

Sin duda, uno de los hecho que cambió mi perspectiva, en un principio negativo sobre Ancud, fue scout y, también, la oportunidad que me ofreció el escultismo de conocer los alrededores de Ancud y la naturaleza existente en la isla, ese fue uno de los puntos cruciales para encontrarme nuevamente con la lluvia interminable, el frío, el olor a pasto mojado, la humedad, la leña y ahora el olor a bosque. En scout he vivido mis mejores experiencias en mi vida, desde un punto de vista social, natural, relacional, espiritual y desde el desarrollo de mis capacidades, todas estas experiencias en el marco de Ancud, la lluvia y el bosque, de ahí en adelante podía reír bajo las gotas de agua que no habían dejado de caer desde hace meses, ahora la sensación de la lluvia bajo la carpa abrigado con un saco de dormir fue y es de las mejores que he tenido, la sensación de estar bajo la fuerza de los fuertes temporales era adrenalinicamente espiritual, ya que, siempre impresionaba la fuerza de la naturaleza, fuerza que más adelante me motivaba a salir. En mis mejores momentos el hostil clima no significaba más que un hecho el cual no impedía ninguna acción a realizar y donde el fuego reunía toda clase de juntas. 

El tiempo pasó y San Carlos se había transformado en una ciudad acogedora donde había descubierto cosas nuevas como la naturaleza, el fuego, el calor, el mar y los campos.   

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